Prométeme que ya llegaste a casa.
Prométeme que esto será para siempre.
Prométeme que nunca me harás daño.
Al final todo eso es una mentira, y casi ninguna de todas las muchas promesas que te hicieron o que tú misma hiciste se cumplen. Así que si todos sabemos eso ¿por qué nos esforzamos en seguir prometiendo?
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